Desde enero pasado la salud del rey Carlos ha acaparado los reflectores luego de que se sometiera a una serie de chequeos rutinarios en los que le detectaron cáncer, desde entonces, se ha sometido a quimioterapias para combatir la enfermedad y hace a penas unos días apareció nuevamente tras retomar sus actividades al frente de la Corona.

Y es que, ayer, el monarca de 75 años se sinceró y reveló los estragos que la enfermedad está provocando en su organismo y durante una conversación con el veterano del ejército británico Aaron Mapplebeck, ambos abordaron el tema del cáncer testicular.

Fue entonces cuando el exmilitar compartió que el tratamiento contra el cáncer testicular ocasionó que perdiera el sentido del gusto, y el rey reveló que esto también le había sucedido a él.

El Palacio de Buckingham aún no ha confirmado los detalles del tratamiento del rey, y solo se ha dicho hasta ahora que está siendo tratado por una forma de cáncer no revelada.

El monarca recibió permiso de sus médicos para regresar a sus funciones públicas el mes pasado y ha estado presente en varios eventos en las últimas semanas.

La monarquía británica traviesa una situación complicada en medio de la enfermedad del rey, a la que se suma el diagnóstico de cáncer de Kate Middleton, quien confirmó su enfermedad a través de un emotivo video publicado en sus redes sociales en marzo pasado.

Ahí, la princesa de Gales agradeció el apoyo recibido y aseguró que se encuentra en tratamiento de quimioterapia preventiva para combatir la enfermedad.

¿El tratamiento del cáncer puede afectar el sentido del gusto?
Los tratamientos contra el cáncer, como la radioterapia y la quimioterapia, pueden afectar el sentido del gusto de los pacientes.

Los alimentos sabrosos pueden tener un sabor suave, mientras que otros pueden tener un sabor metálico o dejar un sabor químico desagradable.

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Además de la quimioterapia y la radioterapia, otros medicamentos contra el cáncer, como los de inmunoterapia y pastillas contra las náuseas, pueden alterar el gusto de una persona.

Esto se debe a que estos tratamientos afectan directamente a las células receptoras del gusto en la boca.

 

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