La gimnasta estadounidense vuelve a deslumbrar en las clasificaciones all-around y avanza a las finales dominando en gimnasia artística olímpica.

#PARÍS2024🇨🇵 | Nivel diosa, así se presentó el pasado domingo en el pabellón de Bercy la gimnasta Simone Biles, de vuelta a los escenarios olímpicos en el segundo día de actividades en los Juegos Olímpicos Paris 2024, madura y poderosa, con ejercicios soberbios en barra, salto y suelo pese a padecer problemas en el tobillo izquierdo desde mitad de la competencia.

Tres años después de decir basta y abandonar los Juegos de Tokio, la estadounidense cerró aquel paréntesis con caligrafía de oro, aclamada por el público, admirada por sus rivales, todos incrédulos ante la creciente dificultad de sus rutinas que la clasificaron a las finales.

En la barra se despidió en 2021 y en la barra volvió hoy a París, animada desde la grada por celebridades como Ariana Grande, Snoop Dog o Tom Cruise. A su altura, como una estrella.

La considerada mejor gimnasta de todos los tiempos se acercó concentrada a la barra, hizo sus marcas de referencia con la tiza y se sentó en la colchoneta a esperar su turno. Los ojos, las cámaras, los teléfonos se giraron hacia ella como su tuviera un imán.

Con el dorsal 391, vestida con un maillot negro con destellos de plata, Biles entró al aparato y no tuvo ni una duda en todo el ejercicio. Clavó las piruetas, enlazó los elementos con seguridad e hizo una salida perfecta, con doble mortal hacia atrás.

La gimnasta de Houston, de 27 años, actual campeona del mundo, sonrió, por fin, al subir los brazos y se fue corriendo a abrazar a su entrenadora, Cecile Landi, que saltaba de alegría.

Biles terminó con 59.566, muy por delante de la vigente campeona olímpica y compañera de equipo Sunisa Lee (56.132). Bajó del podio, bailó con su buena amiga Jordan Chiles y no tiene planes de detener su búsqueda del oro en la final por equipos del martes y en el all-around individual del jueves.

Biles obtuvo la mejor puntuación en suelo y salto, ambas después de la lesión, en su intento de sumar siete medallas olímpicas a su carrera. Cuando acabó su ejecución, había una mezcla de alivio y ganas de disfrutar del momento tras su salto en la que podría ser la última competición de su incomparable carrera.

La final por equipos será el martes por la noche, un margen de tiempo valioso para el tobillo de Biles, que al completar la competición se olvidó de cualquier dolor y bailó con sus compañeras. Tenía mucho que celebrar.

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